lunes, 15 de octubre de 2007

Las alzas, los medios y la especulación.

Por MALDITO CONSUMO.


Con tanta chicha y empanada, de seguro que las cifras de inflación para el mes de agosto pasarán desapercibidas para la mayoría de nosotros, sin embargo por la continuidad de las alzas (recordar la inflación de julio) cabe preguntarse hasta cuando podremos soportar estos números. Para el mes recién pasado, el Índice de Precios al Consumidor (IPC), registró una variación mensual de 1,1%, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). De esta forma se acumula en los primeros ocho meses del año una inflación de 5%, mientras que en 12 meses suma 4,7%. Se trata del aumento de precios más alto para agosto desde 1995, cuando subió 1,6%. Así las cosas, la variación de agosto está muy por sobre lo evidenciado en este mes en años anteriores, ya que en 2005 y 2006 el IPC del octavo mes fue de apenas 0,3%. Según indicó el INE se destacaron los aumentos en el grupo alimentación (3,4%), seguido por alzas en vivienda (0,9%), otros (0,6%), vestuario (0,2%) y educación y recreación (0,2%). Con estos precios, simplemente no hay bolsillo que aguante. La situación se vuelve color de hormiga si se equipara el alza en los precios con el reajuste del salario mínimo aprobado por ”nuestros” parlamentarios. Hace sólo unos meses el Congreso aprobó el proyecto de ley que reajustó el ingreso mínimo mensual para trabajadores entre 18 y 65 años, incrementándolo de los $135 mil pesos a $144 mil pesos mensuales a partir del 1º de julio de este año, es decir, sólo un 6,25% de reajuste, por lo que el aumento real considerando los últimos 12 meses de inflación fue un mísero 1,55%.

Las mayores alzas.
En el rubro de los alimentos, los principales incrementos se observaron en frutas y verduras (13,6%), pan, cereales y productos para cóctel (3,7%), productos lácteos y huevos (3%), y carnes, cecinas y embutidos (2,6%), donde las alzas más significativas las sufrieron en agosto productos como pimentones (62%) y las papas (47,9%). Cabe recordar que a principios de año el Banco Central proyectaba una inflación móvil entre 2% y 4%. Debido a que los últimos meses se han caracterizado por altos IPC, el instituto emisor ha aumentado en dos oportunidades la tasa de interés para dejarla actualmente en 5,5%.

Las razones políticas.

¿Quienes o que hechos están detrás de estas alzas? La pregunta parece difícil, sin embargo, una de las razones más aludidas son las alzas en los mercados internacionales. Este razonamiento no tiene validez salvo contadas excepciones. Este es el caso de las cebollas, donde el alto precio conseguido por dicho producto durante los últimos meses es una tendencia que comenzó ya a principios de año cuando se sabía que la demanda internacional de ese producto iba a superar con creces a la de años anteriores. Los ingleses por estos días han de estar disfrutando una rica sopa de cebollas en un caro restorán cuando en la feria de la esquina hoy la pila de tres cebollas vale unos $1.000-. Claro está, no es la única razón, ni la más importante, pero es parte de este juego de la globalización y va a estar con nosotros por un buen tiempo mientras los países con un mayor poder adquisitivo paguen dos o tres veces más que nosotros por el producto de nuestros campos. En el caso de los lácteos su alza se justificaría, según los entendidos, también por la alta demanda internacional, pero ahí los altos aranceles para la internación de productos lácteos argentinos a nuestro país nos priva de productos más baratos. Lo mismo ocurre con la mayoría de los cereales. Muchos señalan que el alza del pan o incluso de la carne de pollo, por efecto de la subida del maíz, se justifica en el alza de los precios internacionales, producto de la alta demanda, motivada, agregan algunos, por la masificación de los biocombustibles. Pero las dudas son razonables, pues como con la leche, el trigo argentino tampoco puede entrar competitivamente al país por las barreras arancelarias existentes. Hay que recordar que cerca de Chile no existen otros mercados que puedan abastecer nuestras demandas alimentarias más que Argentina y a veces Brasil. Esta es una de las “gracias” de nuestra ubicación geográfica.

Se habló también del problema de las heladas. Los últimos meses hemos estado sometidos a las temperaturas más bajas de los últimos años, por lo que se ha producido una gran pérdida de plantaciones, especialmente entre la cuarta y decima regiones. Se ha informado incluso que se vendría un alza de hasta un 80 por ciento en los precios de los productos hortofrutícolas en las próximas semanas. Sin embargo, todos los estudios serios al respecto señalan que la superficie cultivable realmente afectada es bajísima, lo que sumado a la variedad climatológica de Chile supone que el abastecimiento de los mercados de frutas y verduras de nuestro país esta resuelto, por lo que dicha justificación debe ser desechada. El caso de las papas es paradigmático. Los precios del kilo de papas ha subido sostenidamente durante este año pero durante el último mes de agosto tuvo un retroceso de cerca de un 15%, pues cuando en junio el saco de 40 kilos bordeaba los $18.000.-, el precio retrocedió hasta los $15.000.- el último fin de semana de agosto. ¿Por qué?, una rápida consulta entre los intermediaros de la feria de Lo Valledor nos muestra el verdadero escenario. Para ellos como para nosotros una de las razones, sino la más importante, de las alzas en los precios es la especulación.
La especulación.
Especular es efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios. Varios son los elementos que influyen en que sea la especulación la razón principal de estas alzas. Primero está nuestra supuesta dependencia de los mercados externos lo que claramente se contradice con el hecho de ser nuestro país uno de los mayores productores de alimentos del mundo. Y, luego, la maldita concentración de medios. Prueba de lo dicho, es que en el caso de las heladas La Segunda por aquellos días graficara su animo alarmista cuando título una de sus ediciones con la siguiente frase: “Hecatombe Agrícola”, cuando la diversidad geográfica de nuestro territorio nos hace inmunes a este tipo de fenómenos climáticos. Sólo la pobreza de nuestra gente de campo ha obligado al gobierno a subvencionar ciertas necesidades básicas, entregando, por ejemplo, forraje para el ganado caprino de los secos valles de la cuarta región o leña para calefacción en el sur del país.
Incluso algunas autoridades la han tenido en consideración para señalar al verdadero verdugo de los precios y llamar a la “tranquilidad social”. La Fiscalía Nacional Económica (FNE) inició una investigación por este tema en relación con el alza del pan, donde se habla incluso de colusión entre los partícipes del negocio panificador, pues según las cifras, considerando el aumento en el valor de los insumos a nivel internacional, el alza del pan no debiera ser superior al 11% y por tanto llegar como máximo a 720 pesos el kilo.
El quintal de trigo a principio de año costaba 13 mil pesos y ahora cuesta 16 a 18 mil pesos en promedio y el costo del pan respecto de la harina es del 40%. Entonces, si uno saca todas las cuentas, como máximo el costo del trigo en el precio del pan representa el 35%, lo que significa que el pan no podría, - por efecto trigo-, aumentar hasta una cifra de mil pesos como se ha señalado sino únicamente aumentar unos 100 pesos, es decir, llegar a 700 pesos como tope.
Un chileno como nosotros y presidente de las organizaciones que agrupan a los panificadores, destacó, ante estas acusaciones, que "es imposible para los siete mil actores (asociados) coludirse. Además este mercado (del pan) es súper competitivo, tenemos los supermercados, las grandes industrias fabricantes de pan congelado, las amasanderías, es imposible coludirse”. Pero, si especular. En el caso de las papas el asunto es patético, pues mientras ocurrían las heladas y se hablaba de zonas de catástrofe, los precios del kilo de papas ha bajado, ¿Por qué esta situación? Principalmente porque todos los productores, y no tan sólo los más grandes, están especulando manteniendo sus producciones almacenadas en sus bodegas o simplemente controlando los precios, manteniendo alzas ficticias, pues lo que ha cambiado en nuestro país es la capacidad económica con que los productores agrícolas manejan sus negocios, en parte por el auge agrícola de las últimas décadas y por la concentración de las tierras de nuestro país entre los más ricos. Y como hoy en día todo agricultor mantiene una red de información en que basar la fijación de precios de sus productos, estos pueden mantener entonces un control on-line de las tendencias de los mercados. A todo esto se debe agregar el desempeño de nuestros medios. ¿Quién va a convencer a un productor de lechugas de la V región que debe cobrar menos de $400.- por unidad o al panadero del barrio que no debe cobrar los $1.000.- por kilo cuando todos los medios de prensa en este país han justificado dicho precio? No les hace falta coludirse, sino que solo seguir los noticiarios de las 10.

Así el verdadero enemigo de nuestro bolsillo es por un lado la ambición de los grandes productores y la complicidad de los medios, ambos, sectores altamente concentrados en nuestro país, y que persiguen un solo objetivo, la máxima ganancia posible, pero ¿acosta de quien?.

El precio de la canasta básica de alimentos que elaboró en 2006 la Fundación para la Superación de la Pobreza (FSP), donde existe una cincuentena de productos esenciales, ha aumentado en 12,4% entre enero y julio. Los resultados muestran que una canasta promedio en julio costó 166 mil 461 pesos, casi 18 mil más que los 148 mil 166 de enero. Si se compara respecto de julio de 2006, el alza es de 14,1% (20 mil 572 de diferencia). En ese lapso, los salarios subieron un 6,25%.

Pero la situación alcanza límites dramáticos si comparamos el precio de la canasta de alimentos básicos que se arma en Santiago, con el mismo ejercicio aplicado a los precios de regiones. En Calama, por ejemplo, el pan hace más de un mes que tiene un precio promedio de mil pesos, y hasta mil 200 en algunos sectores dependiendo de su lejanía de los centros productores, Y ojo, que en Calama también hay pobres y no pocos.

Por eso es imperioso empezar a cuestionar el accionar de los actores de nuestros mercados –o si lo prefieren, de nuestro país-, sin tener que perder de vista el objetivo final de modificar los alcances más básicos del actual modelo económico, pues la concentración existente y potenciada por una clara falta de regulación, nos lleva a situaciones como la que estamos viviendo, donde la especulación de algunos, motivada principalmente por el actuar de los medios de prensa existentes en Chile, esta afectando el bolsillo de todos nosotros.

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